Desde los albores de la humanidad han
existido siempre los héroes.
Personas que, con o sin capa, con o sin antifaz, ya sean disfrazadas o no,
actúan siempre pensando en el bienestar de la sociedad. Luchando por el bien.
Se ven ejemplos como El Capitán América,
Spiderman o Superman. Personas –o en este caso personajes- que por casualidades
del destino, bien por un suero especial de supersoldado, bien por la picadura
de una araña radioactiva, bien por ser kriptoniano, se convierten en “personas”
que guiados por la norma establecida ayudan a los que estén en peligro (los que
lo necesiten), poniendo la vida de los demás por encima de la suya. Se
convierten en héroes.
El Capitán América es un supersoldado
patriota que luchaba frecuentemente contra las potencias del Eje en la Segunda
Guerra Mundial. Después de la guerra se centra más en diversos delincuentes,
tanto comunes como con poderes.
Por otro lado, cada héroe tiene su antítesis,
un antagonista con ideales totalmente contrarios a los del héroe, que siempre
hace lo que quiere sin importar el bienestar de los demás. Roban, matan… Son
los llamados villanos.
Se ven ejemplos como Kingpin, Jack O’Lantern,
El Joker, Lex Luthor, Doomsday, etc.
Kingpin (Wilson Fisk) es un cerebro del
crimen, inmiscuido en numerosas actividades ilegales tales como tráfico de
estupefacientes, contrabando, asesinatos, entre otras.
En cuanto al Joker, no se sabe nada de su
pasado; él mismo ha dicho que está confundido con lo que realmente pasó,
reinventando siempre el hecho que hizo cambiar su apariencia. Fue creado como
un psicópata asesino, pero su personalidad fue cambiada a la de un simple bufón
inofensivo, al cual le gustaba molestar a los policías. Sin embargo, recuperó
su antigua personalidad de maníaco homicida y a lo largo de los años ha ido
volviéndose más oscuro a tal grado de ser capaz de asesinar niños indefensos. Lo
único que busca es ver arder el mundo.
Y siempre ha habido una pregunta en torno a
estos tipos de personajes, ¿cuáles son mejores? Técnicamente, responder es tan
sencillo como pensar “es el bien contra el
mal, se supone que el bien es mejor, ¿no?”. Pues no es tan sencillo. Todo
villano decide ser así por un pasado no muy alentador. Una simple decisión
puede hacerte cambiar el rumbo.
Yo no me decanto ni por unos ni por otros.
Cuando me preguntan “¿Héroe o villano?”,
yo respondo “Antihéroe”. Personas que dan su merecido a los malos sin tener
en cuenta la ley. Porque ellos son la ley. Al fin y al cabo, ¿qué derechos se
le pueden conceder a alguien que, por ejemplo, ha matado a tu familia y a todas
las que se le han cruzado en el camino? Seguir las leyes a rajatabla no siempre
es la mejor opción. Los héroes se guían por ellas. Su tarea es la de un policía
con poderes que, intentando evitar la violencia, llevan al malo ante la
justicia. Y muchas veces la justicia es, además de lenta, injusta. En un
gobierno llevado por la tiranía de la corrupción, ésta puede nublar su juicio y
de esa forma los malos salen airosos. Pero al contrario, para los antihéroes sí
existe la justicia, la que ellos mismos llevan a cabo, pero es justicia
igualmente. Si la propia justicia no se encarga de dar su merecido a los malos,
serán los antihéroes los que administren su propia justicia.
Ejemplos como Punisher, Deadpool, V de Vendetta, etc.
Hablemos del caso de Frank Castle, también
conocido como Punisher. Castle es un ex marine que, tras la muerte de su esposa
e hijos, asesinados por la mafia cuando fueron testigos de una ejecución de
gángsters en Central Park de Nueva York, emprende una guerra personal contra
los criminales, usando toda clase de métodos que no siempre se encuentran
dentro de la ley. Punisher es un justiciero salvaje y despiadado que considera
matar, secuestrar, extorsionar, amenazar y torturar como tácticas aceptables de
lucha contra el crimen, sin perjudicar a inocentes. Para muchos criminales, él
es la pesadilla definitiva, obsesionado y completamente imparable.
O el caso de Wade Wilson, más conocido como Deadpool.
Su historia empieza con una infancia traumática llena de episodios de violencia
familiar y muertes. En su adolescencia decide ganarse la vida como mercenario entrenándose
en diferentes usos de armas y ofreciendo sus servicios como sicario. Él solo
acepta misiones donde la víctima "merezca" la muerte, según su propio
criterio. Para Wade la muerte es un símbolo de justicia.